A veces las cosas no son como parecen y eso se aplica a los andamios y mallas que cubren la fachada de la iglesia San Francisco. No taparon paredes, sino que ayudaron a descubrir los originales colores de las paredes que todos recordamos. “Con los andamios pudimos llegar hasta donde nadie lo había hecho y descubrimos el color original de la iglesia: azul agua, marfil y rosado”, describió la arquitecta Olga Paterlini de Koch, presidenta de la Comisión para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural de Tucumán, agrupación que está a cargo de las obras en el antiguo edificio. La experta en patrimonio comentó cuáles son los trabajos que se vienen realizando y que pudieron solventar con el aporte de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán (más de $ 17 millones hasta la fecha y otros millones que se comprometieron en girar), de la ciudadanía y están a la espera de un aporte de $ 2 millones de la Provincia, pero resaltó que para llegar a una solución definitiva todas las ayudas económicas que recibieron hasta ahora quedan cortas: “los valores están desactualizados por la inflación, por ello necesitamos urgente gestiones con la Nación”.
El comité ejecutivo que se encarga de llevar adelante la gestión también está integrado por Ana Lía Chiarello, Daniel Mafud, Nilda Velázquez, Andrés Nicolini y Fray Fernando Lapierre. “Que quede claro: los únicos que aportaron durante todo este tiempo son los de Municipalidad de la Capital, no sólo con dinero sino también con expertos. Mientras que el bono solidario, con el que recaudamos fondos de la ciudadanía, nos sirvió todos estos años para los trabajos prelluvia. Para 2023 no nos alcanzaba y tuvimos que gestionar recursos con la Provincia. Por otra parte, la orden de los franciscanos viene apoyando con sus recursos, tanto para el mantenimiento como para la poda de la vegetación”, detalló la arquitecta. Próximamente desarrollarán un sistema de padrinazgo que será comunicado en detalle en su momento.
Hoy, aunque no hay peligro de desprendimientos, tienen urgencia por afrontar desde la comisión la restauración de los lugares más críticos, que son la cúpula y la sacristía; y hacer un estudio muy específico sobre una columna, entre otros trabajos.
Uno por uno
Según detalló Paterlini estos son los trabajos que quedan pendientes a hacer si llegan las partidas de dinero necesarias:
• El claustro. Este sector requiere afrontar un estudio de la situación estructural. “Decidimos que había que apuntalar una de la ocho columnas con mayor grado de criticidad. El municipio pagó eso y fue un trabajo impecable. Ahora se debe hacer investigación sobre cómo está construida la columna y qué está pasando en el interior, ya que no se ve con claridad”, describió la experta. Sobre el trabajo, precisó que deberán desarmar una columna con un procedimiento especial en la conservación de monumentos. “Contamos con apoyo de la Dirección Nacional de Arquitectura y de dos especialistas en restauración de la facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT. Ellos guiarán el proceso de anastilosis (significa reconstrucción de un monumento en ruinas). Además vamos a hacer el proyecto de consolidación estructural del ala este. Todo es más difícil porque no hay planos . Eso es lo más increíble, que los franciscanos no hayan tenido nunca esos papeles”, añadió.
• El campanario. Empezarán con el primer nivel para hacer la restauración. Allí hay pináculos (según la RAE se refiere a la parte superior y más alta de un edificio o templo), en forma de pequeños tótem, pero que tienen un metro ochenta de altura. “Uno de ellos -contó- está descalzado y hay que repararlo”.
• Jardín del claustro. La Comisión invitó a paisajistas para que realizaran un relevamiento de la plantas y árboles. “Tiene una vegetación maravillosa, de gran tamaño. La idea es relevarlas y recuperarlas”, detalló.
• Fachada. Se iniciará el desarrollo de la restauración. Debido al andamio hoy no se ve nada, sin embargo esa estructura metálica tiene un valor extraordinario, según la Comisión. La fachada es de 1887. Nunca más se levantó un andamio completo para restaurarla completamente. Las restauraciones siempre fueron parciales. Y con este andamio es la primera vez se llegó a la parte superior y con ello se llegó a los colores originales. Desde la orden decidirán si cambian el color. Nosotros tenemos contacto directo con ellos, aunque ya no están en la provincia. Nos dieron carta libre para gestionar”, precisó.
Bach y Guersman, para preservar este tesoro
La premisa fue participar en la difusión de la importancia de la conservación de parte fundamental de nuestra historia. Con música de Bach, con un violín y al atardecer, Gustavo Guersman, director de orquesta, violinista y docente, fue parte de una grabación realizada en 2021, que sirve -en cualquier tiempo- para conocer más a fondo la historia y ver como si estuviéramos presentes el claustro de San Francisco. “Fue una invitación de la arquitecta Ana Chiarello, de la Comisión de Patrimonio. La idea era a través de la música visibilizar esta obra maravillosa, la iglesia y el claustro con sus jardines increíbles, en pleno centro. Dar a conocer que es uno de los sitios más importantes de Tucumán, desde punto de vista histórico, religioso, arquitectónico y cultural en todos sus sentidos”, opinó. ¿Y por qué Bach?: “por la definición conceptual -opinó- que tiene como músico y artista universal, trasciende toda frontera. Así como todas las obras que pertenecen a un patrimonio, desde lo local esto puede trascender cualquier barrera y límite y transformarse en parte del imaginario colectivo universal. Ese valor tiene el templo de San Francisco”. Y agregó que es importantísimo que se involucren todos los actores, instituciones, gobierno, y la comunidad en general para preservar este “tesoro”.
Aporte ciudadano: vos también podés ayudar
Desde la Comisión pidieron que se publique la siguiente cuenta de la orden franciscana para que la ciudadanía pueda colaborar para el mantenimiento de la iglesia San Francisco. El CBU es el 0070089420000018477920 (Provincia Franciscana de la Asunción de la Santísima Virgen- Banco Galicia).